La protección de taludes es la función más básica de la protección ecológica. Una protección ecológica razonable de los taludes puede prevenir y controlar peligros comunes como la erosión del suelo, la inestabilidad de los taludes, el desplome o los deslizamientos de tierra. Por un lado, la protección ecológica mantiene la estabilidad de los taludes mediante la fuerza o el marco de aplicación de las obras de protección; por otro lado, aprovecha la función de protección vegetal de los taludes para estabilizar aún más el suelo. Al mismo tiempo, las raíces de las plantas desempeñan un papel reforzador que previene daños en los taludes.
La zona de protección ecológica de la ladera puede servir como una zona de amortiguación para la transición de las estructuras de torres terminales al entorno circundante; las comunidades vegetales pueden convertirse en hábitats para los organismos y restaurar gradualmente la cadena alimentaria alterada por la excavación de la ladera, maximizando así la recuperación del entorno ecológico dañado y reduciendo eficazmente el impacto de la construcción de redes eléctricas sobre la biodiversidad.